La tristeza desconocida
*Sueñero de Caballito
La tristeza suda caras de hombres y mujeres
que no conozco.
Compartimos los gusanitos de metal,
esos que nos llevan y nos traen
en el tablero invisible de la ciudad.
Alguna pregunta de papel al señor,
alguna respuesta de tinta a la señora.
que no conozco.
Compartimos los gusanitos de metal,
esos que nos llevan y nos traen
en el tablero invisible de la ciudad.
Alguna pregunta de papel al señor,
alguna respuesta de tinta a la señora.
Compartimos aplausos, canciones, himnos, goles.
Compartimos los ríos del idioma,
que navega islas entre las gargantas.
Pero decimos otras palabras.
Compartimos los ríos del idioma,
que navega islas entre las gargantas.
Pero decimos otras palabras.
Compartimos fechas y cumpleaños (¿la patria?)
Compartimos cuerpos hechos de almanaques.
Los cálculos de la poesía, la picardía de la razón.
¿Compartimos?
La tristeza seca los bolsillos cuando
la panza es des nuda vidas.
Otra vez las vidas (y las muertes) de los que desconocidos.
¿Cómo es la sombra de esos hombres?
¿Y las danzas de las mujeres?
¿A dónde juegan sus niños y niñas llamados pobres?
No se cruzan en nuestras orillas, ni orillan nuestros caminos.
¿O sí?
Compartimos cuerpos hechos de almanaques.
Los cálculos de la poesía, la picardía de la razón.
¿Compartimos?
La tristeza seca los bolsillos cuando
la panza es des nuda vidas.
Otra vez las vidas (y las muertes) de los que desconocidos.
¿Cómo es la sombra de esos hombres?
¿Y las danzas de las mujeres?
¿A dónde juegan sus niños y niñas llamados pobres?
No se cruzan en nuestras orillas, ni orillan nuestros caminos.
¿O sí?
¿O sí?
Caminan entre los discursos que decimos,
se esconden en los refugios que les anhelamos.
Cerebros potenciales de la impiadosa neurociencia,
almas desprolijas de las estadísticas,
custodiados (y odiados) por la policía de la alegría.
Caminan entre los discursos que decimos,
se esconden en los refugios que les anhelamos.
Cerebros potenciales de la impiadosa neurociencia,
almas desprolijas de las estadísticas,
custodiados (y odiados) por la policía de la alegría.